Artículo 18 de los Derechos Humanos
Toda persona tiene derecho a la libertad de
pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de
cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su
religión o su creencia, individual o colectivamente, tanto en público como en
privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Reflexión sobre su significado actual
Referido a lo estudiado este
último tema, los derechos humanos son ejemplo de absolutismo moral, para el
cual existen valores inquebrantables universalmente. Todos hemos oído desde
pequeños que tenemos derechos pero también deberes, no podemos pretender ser
más que nadie, pues nuestros derechos terminan donde empiezan los derechos de
los demás. La teoría se la sabe todo el mundo, pero he elegido este artículo
porque creo que realmente en esta sociedad, aunque se supone que tenemos
libertad de pensamiento o creencias, debemos tener cuidado en cómo o dónde lo
manifestamos, pues puede no ser bien recibido por la gente de alrededor. No
todos pensamos igual, ni creemos en la misma fe, ni tenemos por mejor las
mismas cosas, etc. sin embargo vivimos junto a millones de personas en el mismo
mundo y debemos saber ser tolerantes y respetar a todas ellas sin ofenderlas ni
perjudicarlas. Si nos remontamos a los primeros siglos de nuestra era podemos
ver como las persecuciones de cristianos eran frecuentes por los judíos, en la
Edad Media los judíos eran obligados a convertirse al cristianismo en muchos
lugares o yéndonos un poco más cerca, a
la época nazi, vemos como Hitler se dedicaba a matar judíos. Estos son ejemplos
de cómo a lo largo de los años muchas veces la humanidad no ha sabido convivir
con otros distintos a ellos. Por estas y otras muchas situaciones creo que se
escribió este artículo en concreto. Actualmente, parece que la situación es más
llevadera para casi todos, sin embargo hay extremistas que siempre piensan que
lo suyo es lo mejor y que los demás estamos equivocándonos, por ello nos
intentan obligar a formar parte de sus creencias. Soy partidaria de que lo tuyo
tienes que defenderlo como lo que más , pero siempre hay un límite que no
puedes exceder, no es moral obligar a alguien a hacer algo que no quiere hacer.
Tú, como persona, debes respetar al prójimo y saber valorarle por lo que es, ya
que pienso que todos, seamos como seamos, estamos en el mundo para aportar algo
bueno a los otros, pero nacemos como diamantes en bruto, y con los años debemos
empezar a pulirnos.
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