Etiquetas

lunes, 23 de mayo de 2016

Derecho a la vida frente derecho a la libertad, escrito por Álvaro Rodríguez

El texto que viene a continuación es un dilema moral de actualidad en el que intervienen valores de la bioética, la medicina y la ley.

El dilema se plantea en aspectos que son tan esenciales como es el derecho a la vida y el derecho a la libertad.

Por un lado está la libertad de la persona. Estos últimos años se ha ido luchando sobre todo por conquistar las libertades individuales.

Estos valores individuales no pueden dejar de lado algunos valores colectivos que exigen a veces renunciar a cierta libertad, entre ellos está por ejemplo el deber de ayudar a los menos favorecidos. En el caso de un médico, el de salvar la vida. Aunque esto está cada vez más sometido a la autonomía del paciente.

Pero también se plantea como cuestiones básicas en el ámbito moral colectivo, por ejemplo, ¿es lícito permitir que una persona sea libre para decidir si se pone o no las vacunas, aunque en ello ponga en riesgo a las personas que viven con ella en sociedad?

Una persona puede decidir si vacunarse o no, poniendo al libre albedrío de cada uno la seguridad de una sociedad que puede infectarse de un patógeno. Éste puede ser letal si una parte de los miembros que componen esa sociedad deciden no vacunarse.

También puede ocurrir en cuestiones de ámbito individual, en las que según tus creencias optes por tomar decisiones distintas a las que tomaría un médico para sanar a un paciente.
Determinadas religiones como los Testigos de Jeová pueden rechazar algunos tratamientos médicos por estar en contra de su religión.

Como por ejemplo que se les haga una transfusión de sangre, (la sangre representa la vida y por respeto a Dios, quién les dio la vida, han de abstenerse de la sangre), aunque ponga en riesgo su vida o incluso el paciente llegue a morir.

Este derecho ha cambiado a lo largo del tiempo porque en el pasado un médico tenía la obligación de salvarle la vida al paciente y solamente mediante una orden judicial podía dejar de hacerlo.

Con el paso del tiempo la autonomía del paciente y otras decisiones parece que han antepuesto la libertad individual a la obligación de salvar la vida. Sin embargo, esto no ocurre en todas las ocasiones, en algunos casos predomina la segunda obligación:

En España la eutanasia (suicidio asistido) es ilegal y tiene una pena mínima de dos años de cárcel incluso en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte.

Sin embargo en la declaración de Lisboa de la AMM (Asamblea Médica Mundial) sobre los Derechos del Paciente, se declaró que “el paciente tiene derecho a aliviar su sufrimiento, según los conocimientos actuales” y “el paciente tiene derecho a una atención terminal humana y a recibir toda la ayuda disponible para que muera lo más digna y aliviadamente posible”. Lo cual puede entenderse como recogido de manera insuficiente en la ley española.

También hay que tener en cuenta el factor de que en ciertas circunstancias la opinión del paciente sea más radical debido al dolor que está soportando.

Pero si el paciente escoge no someterse a tratamiento, escoge ponerse cada vez más enfermo y finalmente morir. Solo que de forma mucho más lenta y desagradable.
En ambos casos el resultado es el mismo, pero el camino es más cruel de la segunda forma.

¿Por qué si el paciente tiene la libertad de elegir un tratamiento por su cuenta o escoger no someterse a un tratamiento (incluso cuando esto suponga la muerte), sin embargo no puede escoger que le ayuden a morir de manera rápida y sin dolor?

¿Es ético quitarle la vida a alguien para librarle del sufrimiento?

¿Hasta qué punto merece la pena seguir luchando por vivir?

El derecho a la vida frente al derecho a la libertad, es un dilema actual que podría hacerse extensivo también a otros temas como el aborto.

A lo dicho anteriormente y respecto al aborto, podemos añadir las siguientes incertidumbres:

Optar por que tu hijo lleve una vida digna y libre de daños como malformaciones y anomalías físicas.

Oposición del derecho de libertad a elegir de la madre, frente al derecho a la vida que tiene su hijo/a.

¿Cuando existe la personalidad de un ser humano? La legislación establece que se produce después del nacimiento, pero ¿existen derechos para el concebido no nacido?

Os invito a comentar y debatir cualquiera de los anteriores temas.


Bibliografía:

https://www.jw.org/es/testigos-de-jehová/preguntas-frecuentes/testigos-de-jehová-transfusiones-de-sangre/

http://elpais.com/elpais/2015/03/07/opinion/1425761619_521976.html

http://www.wma.net/es/30publications/10policies/l4/

lunes, 16 de mayo de 2016

Reseña de "París en el siglo XX", escrita por Doctor Determinista

En primer lugar, me gustaría destacar que he escogido esta obra por la interesante situación que tiene, ya que fue escrita por Julio Verne -el padre de la ciencia ficción- y se mantuvo oculta más de 100 años desde que se escribió. Aparte de eso, contiene una temática que tengo que resaltar por ser análoga a situaciones cercanas a nosotros.
Al principio, Julio Verne no tenía una idea demasiado positiva de la obra, puesto que mostraba una visión bastante pesimista, a su parecer, sobre el nuevo siglo. Pero aún así es interesante desde nuestro punto de vista observar en nuestra sociedad si se cumplen algunos de sus vaticinios.
La obra empieza con un acontecimiento del futuro de Julio Verne en 1960, donde se ve una supremacía de ciertos saberes sobre otros, sobre todo saberes científicos. En ese año se celebra un concurso interdisciplinar de conocimientos y lo gana un estudiante de Literatura; lo que desencadena una inestabilidad en cuanto a las opiniones de los espectadores, puesto que en ese futuro distópico lo común es que el concurso, fomentado por el ministerio, lo ganen alumnos de ciencias como en otras ediciones, sobre todo las disciplinas más puras.  A partir de ese momento, con el altercado con el protagonista, se va mostrando a los lectores de forma muy analítica cómo es ese futuro que describió Julio Verne, y que él mismo temía. Destacan ciertos aspectos importantes de ese mundo alternativo, como son las consecuencias de un mayor balance a las ciencias que a las letras, lo que lleva a una sociedad muy industrializada, de economía centralizada y dependiente de las necesidades estatales.
El protagonista va describiendo la sociedad en la que vive y el cambio cultural que hay en cuanto a los libros, que la mayoría son obras abandonadas por haberse vuelto obsoletos, incluso obras de científicos. Luego, la música ha perdido su valor en ese futuro, debido a que se ha vuelto un lenguaje poco convencional y no muy práctico.
Un aspecto que me gustaría destacar es la muerte de la lengua nacional, ya que al tener su utilidad en la divulgación científica, y estar ésta llena de terminología extranjera, se ha ido perdiendo. Ese tema es un matiz que podemos encontrar en nuestra sociedad actual, ya que por ejemplo hay carreras de ciencias que te piden el inglés técnico para dedicarte a la investigación al ser más práctico, y es algo que apreciamos en nuestra sociedad por el avance de la informática o terminología de moda, que van ganándole terreno y peso a formas válidas dentro de un mismo país por el uso.
La trama continúa en esa línea criticando la sociedad moderna y recordando épocas pasadas del auge de la literatura con cierta melancolía, porque todo ese trabajo se considera inútil y se ha perdido ante la desesperación del protagonista y su impotencia; decide rendirse y abandonar todo sentimiento de lucha ante su impotente y desesperada situación porque ya no puede cambiar nada.
La obra me pareció bastante buena, y da que pensar porque muchos de esos cambios y avances que se predijeron en el pasado se están dando en nuestro presente actual, por lo cuál es como si viviésemos justo en todo el marco descrito en la obra. Así que, concluyendo, me da la sensación de que podemos aprender una lección de la obra, por lo que la recomiendo como lectura, y dedicarle unos minutos para meditar en la sociedad en la que nos estamos transformando.

lunes, 2 de mayo de 2016

4 horas, escrito por Mirk

Dentro de 4 horas voy a morir. Esas fueron las palabras que le vinieron a la cabeza nada más despertarse. No eran palabras sin sentido.Tampoco tenían que ver con algo que hubiera soñado. Era más que una sospecha o una premonición. Tenía la certeza de que moriría en 4 horas exactamente. No sabía el cómo ni el porqué, pero desde luego tenía claro el cuándo. ¿Qué haría una persona normal en sus últimas 3 horas y 58 minutos de vida?,se preguntaba. Vivir a lo grande, hacer como si no supiese nada, deprimirse y esperar que todo ocurriese rápido… una infinidad de ideas pasó por su cabeza, pero aun así, a 3 horas y 52 minutos de su muerte, no sabía exactamente qué hacer con el resto de su vida. Miró el reloj. Marcaba las 13:40. Ya habían pasado 10 minutos desde el comienzo de la cuenta atrás. ¿Por qué un domingo?, se preguntaba. Si todo esto le hubiese ocurrido un día laborable, se habría levantado a las 6:30 y habría tenido 7 horas más para pensar en ello. No son lo mismo 4 horas que 11. Pero era domingo y no había nada que hacer. La hora de su muerte estaba fijada a las 17:30 y quedaban 3 horas 46 minutos. Decidió pensar en otra cosa, y en cuanto pudo dedicar parte de sus pensamientos a otro tema, se dio cuenta de que necesitaba comer.¿Moriré de hambre?,se preguntaba. Sabía que no iba a ser así, pero todas esas preguntas no eran más que un mero intento de averiguar la causa de su muerte. En cualquier caso, no le serviría de nada, ya tenía claro que su vida cesaría en 3 horas y 42 minutos. Habiendo aceptado que no moriría de inanición, le pareció una buena opción comer algo. No le gustaba la idea de abandonar este mundo con el estómago vacío. Optó por lo fácil: un sándwich. Tampoco quería perder sus últimas horas cocinando. Terminado el sándwich, a 3 horas y 31 minutos del final, pensó que lo mejor que podía hacer con el tiempo restante era ayudar a otras personas. No creía en ninguna religión, ni en el karma, ni en la reencarnación…aunque se lo estuvo replanteando. ¿Y si no he estado en lo cierto? ¿Y si de verdad existe algún tipo de dios o una vida en el más allá? Fuera como fuese, lo que tenía claro era que en ninguna creencia, ni en el ateísmo o el agnosticismo, las buenas acciones estaban mal vistas. Nadie me castigará por portarme bien con los demás. A 2 horas y 8 minutos de su muerte, había repartido más de 50 euros entre los mendigos, había ayudado a un anciano a subir la compra a su casa, a una niña a encontrar a su madre en un centro comercial y hasta había dado de comer a las palomas. Pensó que con eso se sentiría a gusto yen calma. Pero aún sentía un vacío en su interior. Había algo que le impedía morir en paz. Y entonces cayó en la cuenta. A las 15:28 reparó en un importante detalle: tenía que despedirse de sus seres queridos. Ni sus amigos, ni sus compañeros de trabajo… nadie sabía que iba a morir ese mismo día. Ni siquiera su familia. Hacía meses que no se comunicaba con ninguno de sus parientes. Sus hijos le guardaban rencor desde aquel fatídico accidente. Yo conducía ese coche, comprendo que me odien. Su hermano se había ido a vivir a otro país y desde entonces apenas habían hablado. Sentía la necesidad de pedir perdón por todos  sus errores y de despedirse como es debido de todas las personas a las que conocía, así que decidió escribir cartas. Enviaría una a cada uno de sus familiares, otra a su oficina y llevaría una consigo en el momento de su muerte para sus amigos más cercanos, con sus nombres y teléfonos anotados, de forma que cuando se encontrase su cadáver, la policía les hiciese llegar su contenido. Y a las 15:34, 1 hora y 56 minutos antes de su muerte, se puso manos a la obra. Tardó bastante, tenía muchas cosas que decir, pero finalmente, 24 minutos antes de morir, había terminado de escribir. Ahora sólo queda morir,se repetía en su interior. Pero a pesar de todo, a pesar de las buenas obras y de haberse despedido adecuadamente, aún había algo que le impedía tener una muerte tranquila. Y entonces volvió a cobrar importancia una idea que había estado en segundo planotodo este tiempo. La causa. ¿Cuál va a ser la causa de mi muerte? Esa pregunta gritaba en su interior, ahora más fuerte que antes porque quedaban apenas 20 minutos para el fin. Pensó en miles de posibilidades, descartó muchas de ellas.Pero aún quedaba una infinidad de muertes horribles. Y a las 17:25, 5 minutos antes de que todo acabase, lo único que le importaba ya era tener una muerte digna y apacible. Aún podía ser víctima de algún cruel asesino, o podría ocurrir cualquier accidente doloroso, o un robo que saliese mal… Eran demasiadas las posibilidades de que sus últimos instantes fuesen angustiosos, de modo que tomó una decisión. 10 segundos antes de su muerte, no pudo resistir el impulso de bajar rápidamente a la calle. Muy rápidamente. Sentía el aire en cada parte de su cuerpo. Pero no fue el aire lo único que rozó su cuerpo. 1 segundo antes de morir, chocó brutalmente contra el pavimento. Es lo que ocurre cuando alguien salta desde la ventana de un octavo piso. El suicidio le había parecido la mejor opción. Esos 10 segundos fueron los más tranquilos que había tenido en todo el día. Más aún, en toda su vida. Ya no tenía preocupaciones. Se había disculpado por todo lo malo que había hecho, se había despedido de todos sus seres queridos, había sido una buena persona. Era todo lo que necesitaba. Y al fin, había resuelto esa terrible pregunta que no paraba de hacerse: ¿cómo voy a morir? Toda esa angustia por la incertidumbre acerca de su muerte desapareció en el momento en el que sus pies perdieron el contacto con esa ventana.Al fin lo comprendió todo. No tenía que seguir buscando una causa para su muerte, la causa era la muerte en sí. Si no se hubiese levantando con la idea de que moriría en 4 horas, seguramente aún seguiría con vida. Pero nada de lo que había hecho en esas 4 horas lo habría hecho de no ser así. No se habría realizado como persona. No se habría disculpado, ni se habría despedido como era debido. Necesitaba hacer todo eso, pero no se dio cuenta hasta que su subconsciente se lo hizo saber. Inició una cuenta atrás en su mente, porque era lo que realmente necesitaba. Y una vez hecho todo eso, lo demás era irrelevante. Sólo necesitaba un último paso para alcanzar la paz y poder decir: Finalmente, soy feliz.