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lunes, 28 de diciembre de 2015

La importancia de la apariencia, por Alexa Alonso Pavlova

La primera información que nos llega al conocer a alguien nos entra por los ojos. Nos fijamos en la ropa que lleva, el maquillaje, el peinado, y hacemos una crítica interior casi instintivamente. “Vaya ojeras lleva” o “qué bonito colgante”. Y es que la primera impresión al presentarnos a alguien es muy importante.
Pero esta primera imagen que se nos forma en la cabeza está demasiado influida por la apariencia. ¿Y eso por qué? En teoría, no debería importarnos si la persona que tenemos delante tiene o no un pelo bonito. Lo primero en lo que deberíamos de fijarnos al ver a alguien por primer vez es en lo que nos tiene que contar, la forma en la que nos trata o la manera en la que nos mira. Pero esto no es así generalmente porque en el momento en que vemos algo desconocido, nos precipitamos a querer saber todo acerca de ello. Intentamos crear una imagen y una historia con la primera información que nos llega. No esperamos ni un segundo y empezamos a crear miles de teorías acerca de ello porque somos demasiado impacientes para esperar. Queremos saber en seguida qué es lo que a esta persona le gusta (¿preferirá ir de compras a ir al teatro?) y quizás a partir de esto nos dirigiremos y hablaremos de una manera o de otra.

Como sabemos todo esto, cada vez que nos vamos a presentar a alguien nuevo, intentamos aparentar la mejor imagen de nosotros. Podemos pasar muchas horas al día para intentar ser visto de la mejor manera posible; maquillándonos, eligiendo la ropa según la moda, arreglándonos el pelo, depilándonos, yendo al gimnasio, bronceándonos con rayos UVA… Aunque, por supuesto, todas estas cosas las podemos hacer por nosotros mismos, para sentirnos mejor. Pero, ¿realmente nos sentimos mejor llevando una ropa con mala relación de calidad-precio, pero que está de moda, o el tener que plancharnos el pelo por las mañanas? ¿O nos sentimos mejor porque le gustaremos a más gente así?
Ahora que estamos en un momento de pre-campaña electoral podemos observar cuánto nos influye la imagen. Con todos los anuncios y carteles que vemos, nos quedamos con el más llamativo e ingenioso. Tendemos a darle más éxito, credibilidad y atención a una imagen mas bonita, bien porque esté más iluminada, tenga colores más llamativos o un contraste más agradable. Esto está creado por el afán de la persona política que quiere “engañar” el público que es más joven, más guapa, con bonita cara (puede que siliconada), con la piel iluminada, bien maquillado. Como si de su apariencia dependiera sus ideales, su comportamiento y responsabilidad política.

Aunque sea verdad que lo primero que nos influye al conocer a una persona sea su apariencia, es también muy importante los procesos que ocurren a continuación, al compartir una conversación u observar sus reacciones a distintas situaciones. Como dice el refrán, mona vestida de seda, mona se queda.

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